Las personas estamos cargadas de emociones, en muchos casos positivas y que ayudan al desarrollo, y en otras ocasiones negativas y que lo dificultan. Saber gestionar correctamente esas emociones, o lo que es lo mismo controlarlas ayuda a mejorar el control de una diabetes. Diversos estudios sugieren los efectos contraproducentes y positivos que ciertas emociones provocan en el paciente con diabetes. Lo dicen los expertos en psicología como Laura Fuster con la que una semana más ha podido conversar Canal Diabetes.

Pregunta: ¿Qué valor tienen las emociones en una enfermedad como la diabetes?  

Respuesta: Los resultados obtenidos en diversos estudios de sugieren que el estrés puede afectar el control de la diabetes a través de dos posibles mecanismos: directamente e indirectamente. Directamente, mediante la secreción de las hormonas del estrés. En el diabético, ciertas emociones pueden dar lugar a elevación más o menos moderada de la cantidad de azúcar en la sangre, lo que no es conveniente porque altera el buen control de su enfermedad. Además puede aumentar la presión arterial hasta niveles de hipertensión transitoria o si el mal estímulo se mantiene día a día, se transforma en permanente, con sus consecuencias para el corazón. Ninguno de estos dos efectos conviene, en particular, al diabético. Por el contrario, la alegría ayuda a mantener la presión arterial normal y facilita el equilibrio del azúcar en la sangre, evitando complicaciones. De manera indirecta, las emociones pueden estar interfiriendo con las conductas de autocuidado. Es decir, ciertas emociones, pueden estar relacionadas con que la persona realice o no sus rutinas de cuidado como la dieta, el ejercicio y el control de su medicación.

P: ¿Cómo un paciente diabético debe gestionar una tristeza, un enfado, una alegría, una ansiedad?  

emociones

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R: El resultado de los estudios anteriormente comentados han impulsado la utilización de diversas estrategias comportamentales, como la relajación o el entrenamiento en habilidades sociales, para ayudar a los pacientes diabéticos a aprender cómo afrontar el estrés y las emociones en general. El primer paso sería educar a la persona con diabetes a identificar la emoción. Después tiene que darse cuenta de los pensamientos que llevan a esa emoción y de las consecuencias que tiene en forma de conductas. De esta manera, cuando suceda algo negativo podemos cortar sus consecuencias a varios niveles, controlando lo que pensamos, lo que sentimos o, por último, lo que hacemos.

P: ¿Cómo se deben canalizar las emociones. Deben fluir o ser controladas?

R: En este punto es necesario explicar que las emociones son adaptativas. Es decir, están ahí desde el principio de nuestra especie para cumplir una función de supervivencia. Imagínate que el hombre prehitórico, al ver un león, no hubiera tenido ansiedad y se hubiera quedado parado. Hoy en día no estaríamos aquí ya que nuestra especie se hubiera extinguido. En este ejemplo, la ansiedad prepara a nuestro antepasado para luchar o huir. El problema es que, en muchas ocasiones vemos leones donde no los hay. Es decir, ciertas emociones se disparan cuándo el peligro no es real. Por tanto, las emociones deben fluir porque siempre tienen una función, eso si, debemos tener claro si aparecen de una forma adaptativa, es decir que nos sirvan para algo o no. Tenemos que aprender a utilizar las emociones de manera que jueguen a nuestro favor y no ayuden a conseguir nuestros objetivos y ser felices.

P: ¿Que beneficios puede tener un correcto uso de las emociones en un paciente con diabetes? 

R: Son muchos los estudios que han concluido en que las emociones afectan el modo en que se maneja la diabetes, algunos han señalado que cuando los participantes reflejaban emociones negativas, sus niveles de azúcar en la sangre del día eran elevados, y por el contrario en los día con emociones positivas sus niveles se acercaban más a las cifras normales. Además, como hemos explicado anteriormente, las emociones pueden influir en el control de la alimentación, ejercicio y medicación. De este modo, sea de una manera directa, a través de las hormonas o indirecta, a través del control de sus rutinas, el hecho de llevar una vida emocionalmente sana ayudará a la persona con diabetes a controlar mucho mejor su enfermedad.

SELLO LAURA FUSTER

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