A la mayoría de nosotros cuando se nos habla del pomelo, la primera idea que nos viene es la de su acidez. Si alguno lo ha probado coincidirá conmigo en que esa acidez regresa al paladar con sólo decir pomelo. Pues bien, acabamos de saber a través de la Universidad de Navarra que el pomelo podría ser uno de los mejores aliados en la lucha contra la diabetes y la obesidad.

El pomelo actúa contra la diabetes y la obesidad, según las conclusiones de la tesis de Ana Laura de la Garza, doctora del departamento de Ciencias de la Alimentación y Fisiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra. Esta conclusión tan rotunda se basa en el estudio realizado en ensayos in vitro, ex vivo y en modelos animales y que aporta tres conclusiones principales:

1) Los extractos naturales del pomelo son ricos en flavonoides.
2) El popmelo tiene propiedades hipoglucemiantes en el intestino que mejoran la hiperglucemia regulando el metabolismo de la glucosa en el hígado.
3) También presentan propiedades antinflamatorias y antioxidantes beneficiosas contra la diabetes y la obesidad.

Según la doctora de la Garza, «el estudio de los mecanismos fisiológicos y moleculares de la fruta del pomelo han aportado claves esperanzadoras para combatir la diabetes y la obesidad en su posible aplicación en humanos». Afirmación que responde a los resultados de la investigación publicados en ‘Journal of Agricultural and Food Chemistry‘ y ‘Food & Function‘, dos de las revistas científicas de mayor impacto en su sector.

Para conocer las propiedades hipoglucemiantes de estos extractos naturales, De la Garza observó que al suplementarlas a ratas y ratones se inhibe la actividad de dos enzimas específicas de la digestión decarbohidratos (a-amilasa y a-glucosidasa) y disminuye la absorción de glucosa en el intestino.

A su vez, ha explicado la Universidad de Navarra en un comunicado, estos extractos naturales destacan por sus cualidades antiinflamatorias y antioxidantes ya que, en ratas con sobrepeso y resistencia a la insulina, la experta comprobó que aumentaban los efectos metabólicos beneficiosos asociados a una restricción calórica.

Su trabajo ha estado dirigido por el catedrático Alfredo Martínez y codirigido por el profesor titular Fermín Milagro, ambos de Nutrición de la Universidad de Navarra.